Dolor, ríos de dolor en silencio
de gente encerrada.
Barrotes, cancelas, controles y garitas.
Patio sucio y maloliente.
Marginados, hacinados, a los que la sociedad no quiere.
Dolor de historias contadas,
de años encerrados,
de mentes controladas,
de obsesiones, pastillas y tabaco.
Drogas para evadirse de un mundo sin amor, sin pasión
y por el que a nadie se hiere.
Dolor de presos sin nombre,
de carpetas, números y datos,
de funcionarios cansados, de expertos inútiles,
en un sistema podrido. Fracaso social.
Sin libertad, el amor se muere.
Dolor de tiempo vacío,
de espacios perdidos,
de conversaciones banales, chistes y bromas,
de café barato y comida apresurada,
de timbres y avisos
y de tiempo que, a veces se duerme.
Dolor de pensar en volver a empezar.
Sensación de vidas huecas,
de hechos estúpidos,
errores juveniles y malas compañías,
infancia maltratada,
memoria que en el tiempo se pierde.
Dolor de inadaptados, problemas mentales,
marginados del sistema,
huérfanos de cultura, mentes vacías,
vidas sin sentido, familias rotas,
sistema que margina a todos cuantos puede.
Dolor de extranjeros,
nómadas del mundo venidos de lejos.
Buscadores de El dorado europeo.
Espejos televisados en plasmas de una realidad
a la que, seguramente nunca se llegue.
AGUSTÍN A.
