HISTORIAS

EMPATIZANDO CON MIS VÍCTIMAS

Estimados Carlos, Sonia, Lidia, Jesús, Manuel, Lucía, Álvaro, y tantos y tantos nombres de personas que jamás he conocido pero que están ahí. Personas a las que hoy he puesto un único nombre y una única cara: mis víctimas.

Son víctimas de mi mala cabeza, de mi inmadurez, de creerme el mejor y en especial de ser intocable.

 En estos años en prisión y con el curso de “construyendo puentes” me he dado cuenta del poco respeto y la poca sensibilidad que tenia con mis víctimas y con mi delito y es el tiempo, el trabajar diariamente con ellos y escuchar el testimonio en este programa de muchos de ellos, el que me abre un horizonte distinto al que me enfrentaré tan pronto mi situación penitenciaria cambie.

Quiero desde la calle aportar ese grano de arena para hacer que los jóvenes no caigan en un mundo donde nada es real y con el tiempo les perjudicará y puede que cuando quieran salir sea tarde.

Hay que educar en las escuelas y en los barrios y mi experiencia debe serles de utilidad y así es como quiero devolver ese daño producido a tantas personas.

La reflexión ya esta hecha, ahora toca actuar.

Faissal Idramimi.