HISTORIAS

ALMA DE MUJER

Tu alma, seda que entre las manos de mundo reposa

Durando apenas el tiempo de toda una vida,

En un frasco pequeño habitas, entre mis cosas…

 

Tus logros sociales, láminas de respeto, álveos vivos,

Silenciosos óleos de color, todos tus actos erguidos con firmeza,

Vine a recordar la historia de tu luz con mis manos sondas

En tus heridas…

 

¡Aquel pasado de muertos vivos!

¡Aquellos tiempos de tantas sombras!

 

Nacida de las entrañas de tierra y mar, entre fuegos y penumbras,

Viviste con un mal viento y golpes fríos,

Conseguiste gritarle al mundo entre espinas y rosas…

 

Silbaba el silencio cuando tus labios hablaban,

La sed de la igualdad social navegó durante años en tu navío,

Te levantaste a los cuatro vientos imponiendo costas…

 

¡Aquel ayer del sin sentido!

Hoy tus logros en el mundo pastan.

 

Alzaste al cielo tu vientre dando hijos a la tierra,

Como si el mundo caminase lentamente a sus espaldas,

El mar puesto en pie, mirada pura, tus ojos divos.

 

Luchaste para ser respetada por el hombre a los hombros del miedo,

El cielo coloreó cada lágrima de tu llanto sin sorprenderse,

El mundo es tuyo, lo mereces, aún queda camino…

Semilla para el mundo, tu flor, la tierra siente…

¡Mujer constante!

¡Mujer valiente!

 

Tu alma hoy es lo que soñó durante siglos,

Dando la espalda a quienes por ti decidieron sin respetarte,

Alcanzaste la luz y los de antes silenciaron en su espera como cautivos

 

Aquellos que nunca te

Se perdieron

El ver en tus cabellos esos campos floridos en otoños y primaveras,

Desde el cielo sorprendidos, destempados, resignados quedan…

 

Porque hoy tus brazos son costuras

Que cosen cicatrices y cuarentenas,

El ayer duro sin derechos, hoy consumido

A la luz tenue de aquellas velas!

 

Aquellos hombres del machismo, a la hora de cubrir sus calaveras,

Se dieron cuenta de su error, de que su vivir fue helado y frío,

Sus almas fueron rechazos quemados en turbias hogueras.

 

Y de aquellas almas en llamas enarbolaron codiciosos perfumes,

De las cenizas consagradas del ayer cuyo rescoldo avivado queda,

Una noche estrellada, donde la luna mujer me abraza y mira.

 

Donde esperé a la vida,

Donde tu luz nos llega.

¡Mujer hermosa!, ¡Mujer serena!