HISTORIAS

LAS TRES "R"

A priori empezare relatando de forma exigua el carácter y tipología de mis delitos. Todos ellos fueron fruto derivado de la materialización de un objetivo, el cual no es más cierto que fue, perseguir mi enriquecimiento económico a cualquier precio y pasando por encima de cualquier persona.

Como es público, soy victimario de un colectivo muy grande, los cocainómanos, un conjunto social vulnerable desprovisto de libertad y capacidad de decisión debido a las adiciones que generan el consumo de la cocaína.

Por tanto, una vez analizada mi responsabilidad en los hechos desde un punto de vista objetivo y moralmente correcto aceptado por la sociedad, opino que mi forma de medrar económicamente fue a costa de la salud y de las demás circunstancias personales que afectaron a todo ese colectivo de drogodependientes.

Prueba de mi análisis, es la conformidad que tengo con el reproche penal que arrojo el fallo de mi sentencia.

Durante el devenir del cumplimiento de mi condena he ido formulándome diversas cuestiones:

  • ¿Qué hubiera ocurrido, si mi hijo hubiese caído en la red de adiciones?
  • ¿Como me hubiera sentido, al ver a mi hijo destrozado física y psicológicamente producto del uso y consumo de la cocaína?
  • ¿Cuál hubiese sido, el daño indirecto vertido sobre mi familia, producido por tener entre nosotros un toxicómano enfermo, mentiroso y ladrón que hubiese defraudado nuestra confianza en él?

Tengo respuestas a todas estas preguntas. Pues nada más lejos de esta cruda realidad, así se sintieron mis víctimas y todas y cada una de las familias de estos consumidores adictos, que sufrieron el daño de mi profusa ambición desbocada.

Para ir terminado lanzare un mensaje dirigido, tanto para el colectivo vulnerable al que dañe como para todo aquel victimario arrepentido que manifieste intenciones claras de contribuir al resarcimiento y reparación del daño que causó, dice así:

Si no puedes enmendar tu error, por que tu víctima no quiere saber nada o, simplemente por que no la conoces o está ya no está. De ahora en adelante, ayudad a que terceras personas no caminen sobre tus pasos anteriores. ¡Asegúrate! que no cometan tus mismos errores, ¡ayúdales! a formarse sobre una conciencia sana y autónoma.

De esta forma el proyecto restaurativo de mediación, tendrá una fase previa de prevención en favor de una de sus finalidades principales, que no es otra, que restablecer la paz, desterrando la justicia convencional meramente retributiva y vindicativa producida por el monopolio de la violencia que ejerce el Estado. Es decir, la justicia debe restaurar no destruir. Debe ayudar a reconciliar, en vez de incitar a venganza entre las partes. Ezequiel 18, 23.